Después
de haber estado buscando trabajo durante un tiempo, me he encontrado
establecimientos en los que los dueños me han dicho literalmente: «No aceptamos
mujeres». Vale que son establecimientos privados y pueden hacer lo que les dé
la gana (dentro de unos límites que no paran de saltarse), pero, ¿para qué
tanto trabajo de nuestras abuelas y madres por conseguir el derecho a trabajar?
¿Para esto? La crisis económica que nos golpea (que no es más que una de las
etapas del capitalismo) les viene muy bien para excusarse. Y, ¿por qué no
aceptan mujeres? Muy fácil: o simple misoginia, o el simple hecho de que nos
podemos quedar embarazadas aunque no entre en nuestros planes. Y eso, al
capitalismo y sus verdugos no les interesa. Mejor a casa a parir obreros,
fregar y cuidar del maridito si es que se tiene.
El
caso, es que me pone enferma que todavía no me hayan contratado ni en un simple
McDonald’s y no pare de ver renovaciones de trabajadores varones por donde
vaya.
Poco
a poco estamos dando pasitos agigantados hacia atrás y todavía hay gente que
predica que la igualdad ya está conseguida. ¿Y a quién le echo la culpa? A los
hermanitos Capitalismo y Patriarcado, porque dentro de este marco conseguir la
igualdad es como una utopía.
Tenemos
que seguir la lucha; el apoyo de mis hermanas y compañeras me da fuerza para
seguir adelante. Aunque nos llamen locas, histéricas, y lo que más les encanta
llamarnos, «feminazis», no nos pararán.
— K —